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viernes, septiembre 12, 2025

El fraude silencioso de los Díaz Villar: ocho familias poblanas pierden 5 MDP

En Puebla, al menos ocho familias han sido víctimas de una compleja red de engaños orquestada por la familia Díaz Villar. Bajo la fachada de amistad y confianza forjada durante más de dos décadas, dos hermanos y su madre han tejido un fraude que supera los cinco millones de pesos, aprovechando la cercanía con empresarios y conocidos del fraccionamiento Club de Golf Las Fuentes.


Por Eduardo Estrada

El método del llanto y las falsas garantías

Luis Alberto y Juan Carlos Díaz Villar, junto con su madre, María Celia Villar, se presentan como solicitantes desesperados de apoyo económico. El esquema inicia con préstamos de alrededor de 150 mil pesos, asegurando que el dinero será cubierto tras la venta de una bodega heredada. Como garantía, ofrecen bienes que nunca han sido de su propiedad: automóviles de lujo, naves industriales y casas inexistentes.

El teatro incluye lágrimas. En cada reunión, la madre rompe en llanto, alegando supuestos problemas médicos graves y apelando a la buena voluntad de quienes los conocen desde hace años. Esta actuación, repetida en cada solicitud, abre la puerta a nuevos préstamos que, de manera acumulada, rebasan el millón de pesos.

La voz de una víctima

Uno de los afectados relató a este medio cómo comenzó el engaño. “Luis Alberto acudió a mis oficinas para pedirme un préstamo de 150 mil pesos, asegurando que liquidaría la deuda con la venta de una propiedad heredada de su padre”, recuerda.

El afectado explica que, como condición, solicitó una garantía física. La familia ofreció un automóvil, pero argumentó que la factura estaba extraviada. “Les dije que no podía liberar el recurso sin documentos, pero insistieron en que era cuestión de días. Confié en ellos por una amistad de décadas”, señala.

Poco después, la historia se repitió. Los Díaz Villar pidieron un préstamo adicional, alegando problemas de salud de la madre. Esta vez ofrecieron un nuevo vehículo que, aseguraron, estaba en el taller mecánico. Más tarde, en otra reunión, prometieron incluso un auto de lujo, pero justificaron que dicho auto no se encontraba en México.

El empresario al que defraudaron terminó entregando otro préstamo más. “Cada encuentro era igual: lágrimas, súplicas y promesas de que en una semana o en tres semanas tendrían la garantía. Al final, nunca entregaron nada”, explica.

A la fecha, no ha recuperado un solo peso. “Cuando les pido las garantías que ofrecieron, se burlan y dicen que esos autos nunca fueron suyos”, lamenta la víctima, quien ha iniciado procesos para denunciar legalmente.

Un patrón que se repite

El testimonio no es aislado. Al menos otras siete familias de Puebla relatan historias similares: préstamos respaldados con propiedades fantasmas, pagarés sin sustento y promesas que jamás se cumplieron. Todas coinciden en el mismo detalle: el llanto de la madre como elemento de presión emocional para lograr más dinero.


La ruta legal

Tres de los afectados ya analizan emprender acciones legales en conjunto. Otros insisten en recuperar el dinero por la vía directa. Sin embargo, los Díaz Villar han cambiado de residencia y de círculo social, dificultando los reclamos.

El caso revela cómo, a través de vínculos de confianza y manipulaciones emocionales, es posible montar fraudes millonarios sin necesidad de violencia, pero con un alto costo para quienes terminan atrapados en la red.

Las víctimas piden que sus testimonios sirvan de advertencia. “Queremos que la gente lo sepa, que nadie más caiga en la trampa de esta familia”, concluye uno de los afectados.

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